El paciente soy yo.
Estudié psicología pensando que me gustaba ayudar a los demás y que me gustaba entender la mente humana.
Me especialicé en niños porque me gustaba jugar y dar a los niños ese espacio seguro donde podían expresarse libremente a través de su lenguaje natural (el juego) y sanar aquellas cosas que eran dificiles de comprender y asimilar para los adultos que estaban cerca de ellos.
Luego entré a varias especialidades para poder atender a adultos con dificultades de todo tipo, y tuve un crecimiento personal muy grande, el cual sigue su curso.
Luego de una relación muy abusiva, me especialicé en trauma relacional, específicamente con personalidades narcisitas y pscópatas integrados, fue un golpe duro comprender cómo a pesar de mi preparación y horas de terapia, me dejé llevar por el "amor" y mis heridas más profundas en mi elección de pareja.
Luego he estado estudiando mucho sobre el trauma, el apego y las infancias perdidas, comprendiendo cada uno de los pasos que vamos dando hacia relaciones destructivas.
A lo largo de mi vida y a través de mis experiencias he desarrollado partes dentro de mi que están en constante lucha (disociación) y batallo constantemente por trabajar en mi todas las secuelas de ir por la vida con mi presencia a medias en la vida cotidiana.
Cada curso, cada libro, cada terapia que tengo, estoy buscando recursos para ayudar a los otros, y no fue hasta hace pocas semanas que me di cuenta que el paciente siempre he sido yo. Todo este tiempo he estado buscando recursos para sanarme a mí y en el rostro de mis pacientes heridos está mi rostro escuchandome a mi misma y sanando de a poquito.
En cada niño al que le brindé un espacio seguro de comprensión y de empatía, estaba mi niña tratando de ser escuchada y de recibir seguridad de un adulto.
Hoy mis propias palabras resuenan en mí de una forma distinta y estoy segura que en el encuentro sanamos todos, cuando hablo a mis alumnas me estoy hablando a mí y cuando ellas cuentas mis experiencias, están narrando mi propia historia.
Me atrevo a decir que nadie está libre de heridas y traumas y que el trabajo más valiente, más eficiente y más dificil está en encontrarte y reconectar contigo mismo desde un lugar adulto y maduro. Venimos a aprender a través de nuestras experiencias y ese es el juego de la vida, un aprendizaje y crecimiento contínuo.
Sigo compartiendo lo poco que sé, sigo trabajando de la mano de mis pacientes, pero en el fondo, sé que a través de cada uno de ellos, sigo ampliando la percepción que tengo de mi misma, estoy escuchando mis propias lecciones y el paciente principal sigo y seguiré siendo yo.
Gracias por leerme.💕
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