Me gustan los hombres malos, soy adicta al caos.





Me gustan los hombres malos... 


Esta es una frase que he repetido alguna vez en plática de amigas y trataré de explicar a qué me refiero.... 

Las relaciones más significativas e intensas que he tenido ha sido con hombres inestables, poco responsables emocionalmente, distantes, evitativos o manipuladores y hasta violentos,   en donde la dinámica consiste en  un sube y baja emocional. 

Un amigo  muy querido me dijo un día: "eres adicta al caos", me cayó mal... pero hoy le doy la razón. 

Me ha llevado tiempo, lágrimas y mucho proceso terapéutico comprender por qué los hombres que generan  inestabilidad en mi, resultan tan atractivos y por el contrario,   los que se mantienen estables,  los que tienen verdadera consideración por mi, me resultan aburridos y poco estimulantes. 


Y no, no me gusta la mala vida, en general estas relaciones no las he disfrutado más que por momentos, los momentos buenos. 

Cuando hay momentos buenos con tu pareja o la persona que te gusta, el cerebro genera un subidón de feniletilamina, que es una especie de anfetamina producida por el cuerpo que activa otros neurotransmisores que general el enamoramiento, el deseo sexual y  que nos hacen desear repetir ese efecto por lo placentero que resulta,  de alguna forma nos volvemos  adictos a la sensación que provoca, la sensación de enamoramiento, donde idealizas a una persona, no dejas de pensar en ella. Cada vez que tienes contacto con esa persona el cerebro estalla nuevamente con este químico. 

El juego perverso al involucrarnos con personas que no ofrecen nada de estabilidad es que te quiten tu droga y luego te la den de nuevo.

Cuando te la quitan (cuando te ignoran, te evitan, te maltratan, te devalúan) se despierta una necesidad de obtenerlo de nuevo, sabes que si ya lograste una vez ese efecto maravilloso (que te mire, te considere, te muestre afecto) puedes obtenerlo nuevamente, entonces en lugar de simplemente irte y dejar la relación, te aferras a ella, te vuelves adicto (a),   y también pasas por un periodo parecido a la abstinencia (ansiedad, insomnio, deseo y necesidad inminente de la droga), cuando obtienes nuevamente "el amor del otro" tú y tu cerebro se complacen y luego el ciclo se repite de nuevo. 


¿Y por qué he tenido tanta necesidad de sentir ese subidón?

La respuesta en mi caso (como en la mayoria) está en  la infancia. 

Cuando el amor incondicional que supuestamente deberíamos recibir al llegar a este mundo por parte de nuestros padres no estuvo disponible, aprendimos que tenemos que esforzarnos por obtenerlo, hicimos de todo; cumplir expectativas, cuidar a nuestros padres, quedarnos calladitos y bien portados, etc. y si alguna vez esto era  reconocido entonces momentaneamente sentimos ese efecto del amor sobre nosotros, pero luego se nos retiraba de nuevo... o al menos esa fue nuestra percepción. 

Me acostumbré tanto a lo malo, que es dificil acostumbrarse a lo bueno. 

Me he relacionado desde mi versión infantil en busca de confirmación, cuidados, protección y afecto, dispuesta a cualquier cosa con tal de que la otra persona no me retire su amor y si lo retira, entonces  esforzarme por mantenerlo, activar todos esos recursos en donde sólo yo salgo perdiendo. 

Entonces no es la persona amada lo que realmente necesito, 
es la droga que se produce en mi cerebro cuando tengo su atención, su amor y su consideración. 

Un buen hombre, estable emocionalmente, con buenas intenciones, respetuoso y predecible, no representa para nada la idea del amor que yo construí, esa clase de amor intermitente o ambivalente a la que tuve que habituarme y normalizar para mi propia supervivencia dentro de una familia que a veces me miraba y a veces no, que a veces me cuidaba y a veces no. 

Así como me trataron, aprendí a tratarme
 y de la misma forma le muestro a los otros cómo hacerlo. 

Entender esto me ayuda a comprender muchas facetas, decisiones y experiencias de mi vida, dejar de necesitar y "disfrutar de esa "droga" es el verdadero reto. 

Y no, no me gustan los hombres malos, ni violentos, ni irresponsables afectivamente, estoy aprendiendo a vivir fuera del caos, disfrutar la predicibilidad y encontrando formas más sanas de relacionarme. Ya no sufro de abstinencia, encuentro satisfacción y gratificación en cosas sencillas de la vida, en el amor de mi familia y en una parte de mi versión adulta que hoy comprende que no es necesario dar de más para obtener cariño a medias. 

Gracias por leerme. 🙏

Si este texto resuena  contigo, no dejes de compartirlo y comentarlo. 








❣️ Si te cuesta trabajo poner límites a los demás. 

❣️ Si te da miedo o te incomoda la soledad.

❣️Si te cuesta trabajo valorarte, eres demasiado exigente contigo mismo o te comparas con otros.

❣️Si das demasiado, pones las necesidades de los demás por encima de las tuyas.  

❣️Si te has relacionado con personas violentas o manipuladoras. 

❣️Si responsabilizas a los demás por tus estados de ánimo. 

❣️Si te da miedo el compromiso, huyes de las relaciones serias o te relacionas de forma dependiente.

❣️ Si descuidas tu salud física y emocional.

❣️Si exiges a los demás que te quieran, te cuiden o te amen.

❣️Si buscas cubrir tus vacíos en el exterior, con personas, vicios o trabajo excesivo.

... INSCRIBETE A... 

❣️ Ámate tú ❣️

Un curso en dónde aprenderás a conectar con el amor más importante: el amor propio, a través de un profundo trabajo de autoconocimiento y sanación. 

Da clic aquí para ver más información. 🙏🏻




Comentarios

Entradas populares de este blog

No me aferraré a ti si no ves valor en mi.

Si realmente quieres conocer a una persona, deja que se manifieste.

¿Por qué el amor romántico causa apego y sufrimiento? - Filosofía budista